Esto significa que la voluntad de Dios es perfecta para cada uno de nosotros, mostrar mediante acciones, ese sincero deseo de hacer lo que él propone, manteniendo esa conexión espiritual viva con nuestro fragmento divino de Dios siempre presente, compartiendo de forma activa nuestra vida interior con él y a medida que esa relación va creciendo, entonces nuestra toma de decisiones no se centrará hacia nosotros mismos, sino ca da vez más es reemplazada por los motivos de Dios Padre. Por lo tanto, hacer la voluntad de Dios en cada situación de vida particular se vuelve de manera natural menos desconcertante, se hace evidente de manera progresiva por sí misma y hace que sea más fácil “hacer lo correcto” de manera habitual.
Doc.111:5.1 (1221.2) “Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una exhibición de la disposición de la criatura a compartir la vida interior con Dios —con el mismo Dios que ha hecho posible esa vida de valor y significado interior para la criatura. Compartir es semejante a Dios —es divino. Dios comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y ellos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y las Hijas espíritu de los universos”. Extracto Libro de Urantia
Creer en Dios no significa buscarlo para que haga mi voluntad, es creer en sus palabras y hacer las cosas como él lo propone. A veces las palabras nos parecen muy bonitas, pero nos cuesta ponerlas en prácticas. No hemos venido a ser servido sino a servir, a dar y es lo único que podemos hacer en esta tierra.
La gente solo necesita los recursos del planeta y oportunidades para mostrar su creatividad. La vida espiritual tiene que ver con escuchar al padre creador, cambiar nuestra forma de ver las cosas, ya que nuestra propia supervivencia depende de lo que nos nutramos, porque somos el florecimiento de un trabajo tan hermoso de nuestro padre creador, quien hizo al hombre a su imagen y semejanza. La creación esta siendo dañada según como dicen los reveladores, por esos conflictos que tienen que ver con inmadurez, ceguera, haciendo las cosas como lo proponen los seres rebeldes.
Necesitamos acción inmediata
El mundo tiene muchas personas inteligentes y esa inteligencia debe estar teñida de divinidad para que todo cambie, ya que el mundo que estamos forjando debe basarse en la inteligencia, sabiduría y divinidad, pero estos valores deben ir de la mano, para que no sean utilizados de manera incorrecta. Pero necesitamos unirnos con Dios padre y que él sea nuestro gobernante en todo el universo. Debemos empezar a sentir algo sobrenatural y que la ciencia esté a favor del beneficio de la humanidad, para el servicio de todos, porque es un regalo de Dios padre para todos sus hijos. Entonces vamos a trabajar unidos juntos, a hacer algo fructífero que de verdad valga la pena, donde se lleve a cabo el mandato divino de la hermandad universal que es lo que Dios padre propone.
Utilizar un nuevo sistema libre de dinero como medio de intercambio ya que este ha llevado a la humanidad a una competencia sin sentido, a no ser justo, no expresar amor por los demás, la gente no vive del dinero y nos estamos dando cuenta que grandes millonarios están invirtiendo en tierras, que luego podrían ser utilizadas para cultivar, estás serían la fuente de alimentación, de sustento y allí está todo, aprovechando lógicamente todos esos recursos que el planeta nos ofrece.
Jesús dijo: en Hechos 20:35: 35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.
Pequeños principios, pero grande en valor.
Dios padre dio la facultad de disfrutar lo que él mismo hizo a la humanidad, nuestra meta es ayudar al mundo a deshacerse exactamente de esa individualidad, de ese sentido de separación, de esa pobreza que existe dentro de su ser, de esa hambre que existe dentro de su ser maligno, de esa demencia, ateísmo, con armonía mental y espiritual. Nosotros vamos a hacer la labor unidos a Dios Padre en esta tierra, parece una cosa supuestamente difícil y grande; es dura, pero lo podemos hacer porque nosotros fuimos llamados a trabajar con Dios padre a hacer las cosas y de acuerdo a esos recursos disponibles que tenemos que es para toda la humanidad, para todos los que están en el Gobierno de Dios y para todo el mundo, incluso para aquellos malos y rebeldes, esos pequeños recursos que hay allí que están disponibles para el servicio de todos sus hijos.
Vamos a crear un mundo de verdad, un mundo mejor, para los habitantes de esta tierra no solamente como ellos hicieron; que crearon un sistema que se fue gastando, acabando que hoy día nos damos cuenta que es obsoleto, nosotros vamos a mejorar y vamos a crear un mundo posible para todos sus habitantes para toda la humanidad no para unos pocos, no para un periodo de tiempo pequeño sino para un mayor tiempo en esta tierra hasta que llegue a las épocas de Luz y Vida algo que no perecerá si nos unimos con las directrices divinas, nunca perecerán proyectos como estos, porque está unido a ese hilo de pensamiento divino. Nosotros como hijos de Dios tenemos el poder, tenemos una parte de él en nosotros que dice: si nosotros no podemos hay una parte de Dios en nosotros que sí lo puede hacer y lo hará por mí.
Necesitamos un cambio y debe ser desde dentro de nuestro ser,
confiando en nuestro Padre, en nuestros, maestros y trabajando unidos a él, teniendo presente que su voluntad para con nosotros es lo mejor, ya que, como padre, nos conoce y sabe lo que necesitamos.
Aprovechar todos los recursos que poseemos, materiales, mentales y espirituales, para crecer desde dentro e inspirar a otros, que quieran ingresar a esta familia universal.
Terminar como cualquier forma de intercambio, porque Dios padre nos ha provisto de todo lo necesario para crecer espiritualmente, sin méritos ni recompensas, sin olvidar que estamos unidos a nuestro padre, no estamos solos.
Hay tres elementos que no pueden faltar, fe, humildad y entrega absoluta al padre en servicio por los hermanos y por amor. Cuanto más nos acercamos a ello, mayores vamos siendo en el reino de Dios y él quiere hijos grandes que trabajen con él, unidos con el mismo propósito de su padre. Debemos disponer todo nuestro corazón por alcanzar aquel llamado celestial.